Qué cantidad de cosas dicen los ojos. Cuántas sensaciones e impresiones transmiten las miradas. Cómo se sabía desde el minuto 1 de la Real Sociedad - Atlético lo que iba a terminar por pasar. Los donostiarras pasaron por encima de los de Simeone en Anoeta y les infligieron una derrota por 2-0 que duele más por la imagen ofrecida que por perder en un complicado feudo. De penalti anotaron Vela y Willian José a un equipo irreconocible en el que no destacó ningún jugador salvo un par de chispazos de Gameiro.

La Real salió enchufadísima al partido, dispuesta a electrocutar al Atlético y al juego que los pupilos del Cholo querían plantear en Anoeta. Lo lograron. Sin duda lo lograron. Con esfuerzo, intensidad y generosidad, los donostiarras se comieron a un equipo que salió con una buena torrija y necesitado de cafeína en la hora de la siesta. Apenas salieron de su propio campo, y aunque apenas había ocasiones eran los de Eusebio los que llevaban la manija, el control, los tiempos y el tempo del envite.

Se sabían la lección. Sabían que si querían ganar tenían que correr y tenían que ir al choque. Lo hicieron a la perfección, con una concentración sin fisuras que tan solo Gameiro se atrevió a cuestionar. El francés fue el más destacado de un Atlético sin gas en el primer acto. Impreciso tanto en ataque como en defensa, cometiendo excesivas faltas ante los inteligentes futbolistas de la Real, fue el 21 el que tuvo la más clara para su equipo con una picadita sobre Rulli que dio en el poste.

Pero fue una ilusión. Una simple picadura sin efecto ante un equipo que fue mejor en todos los aspectos. Vela respondió a la ocasión de Kevin, con estirada espectacular de Oblak, y en la segunda parte fue prácticamente igual. Todo abierto, todo por decidir, pero el Atlético estaba fuera. Los rojiblancos tuvieron la suya con Carrasco, y luego el delantero azteca de la Real respondió de nuevo. Esta vez lo hizo marcando, de penalti, tras una inocente, clara e innecesaria falta de Gabi en el área. El capitán se comió el recorte de Oyárzabal y Vela, sin nervio, puso el 1-0.

La reacción fueron dos cambios: Correa y Torres, por Saúl y por Gameiro. Pero no era cuestión de nombres, era cuestión de que la Real sabía perfectamente qué tenía que hacer y cómo tenía que hacerlo. Era su día, como fue el del Sevilla hace dos semanas. El Atlético, irreconocible, se apagaba poco a poco en la intensa lluvia que caía sobre Anoeta. Y se apagó por completo con el 2-0.

De penalti, otra vez. Esta vez fue Willian José, que anotó una pena máxima clarísima cometida por Correa sobre Carlos Vela. Los tres puntos se iban a quedar en casa, pero aparte de la victoria y de la derrota lo importante fue la imagen de la Real en su mejor momento de la temporada y la de un Atleti que lleva dos salidas consecutivas perdiendo. No hubo ni respuesta ni solución, y este nuevo cero hace que el parón por selecciones sea triste en el Manzanares.