El duelo entre equipos europeos entre la Real Sociedad y el Villarreal se decantó con claridad hacia un conjunto donostiarra determinado a lanzarse hacia la zona alta, con su segunda victoria, mientras los amarillos mostraron un pobre bagaje que les sitúa en el fondo de la tabla.
La Real salió al campo con convicción, dispuesta a llevar la iniciativa y a arrinconar a un Villarreal que había introducido dos cambios en su defensa respecto a su derrota contra el Levante, al alinear a Semedo y N'Diaye como centrales y situar a Álvaro en el lateral derecho, en detrimento de Víctor Ruiz y Rukavina.
El equipo txuriurdin se mostraba paciente en el centro del campo, donde Illarramendi y Zurutuza superaron siempre a sus pares, mientras los amarillos, bien ordenados, aguardaban agazapados con la confianza puesta en Bakambu, una pesadilla para cualquier defensa, que en los primeros compases inquietó un par de veces a la zaga rival, hasta que desapareció.
Del colombiano Bacca, fichado esta semana, no hubo noticias. En el minuto 10, mientras todo el estadio vitoreaba a Xabi Prieto en su partido 500, Aritz y Juanmi, titular hoy en lugar de Canales, hicieron un primer ensayo de lo que vendría después, con un gran pase largo, perfecto desmarque del malagueño y buen control, pero culminado con un disparo que no vio puerta.
Buen juego de la Real Sociedad
La Real masticaba sus jugadas en la zona ancha y tocaba con criterio, precisión y velocidad a partir de tres cuartos de campo, con el resultado de que las ocasiones comenzaban a acumularse en el área castellonense. La ya constante presencia de los txuriurdines en los dominios de Andrés Fernández acabó materializándose, en el minuto 24, en el primer tanto, en el que Wilian José remató dos veces un córner botado por Oyarzabal.
A partir de ahí, la Real se hizo dueña del partido, se quedó el balón y decidió lanzarse a por la victoria, hasta que 10 minutos después, Xabi Prieto mandó a la red un balón suelto en el área gracias a la permisividad de los centrales amarillos.
Con la grada encantada, la fiesta llegó a su punto culminante al borde del descanso, cuando Aritz sacó rápidamente una falta desde su campo para el desmarque de Juanmi, que hizo un control y una vaselina de museo para hacer el tercer gol, en una jugada en la que Andrés Fernández acabó lesionado.
El Villarreal, incapaz también en la segunda mitad
Tras el descanso, los de Escribá intentaron proponer más, comenzaron a tocar más y mejor el balón, pero sin precisión ni demasiadas ideas en los metros finales, además de quedar a expensas de los contraataques de la Real, que salió a mecerse plácidamente al calor del marcador.
A partir del primer cuarto de hora de la segunda mitad, el Villarreal se vio incapaz de remontar y la Real volvió a recuperar el dominio, aunque, ya saciada, no mostraba la voracidad del primer acto y aún así dispuso de mejores ocasiones de gol.
Escribá introdujo al turco Unal por el inédito Bacca, mientras que la Real presumía de banquillo al situar en el campo a Carlos Vela en lugar de Juanmi, largamente ovacionado al abandonar el campo. La fiesta fue completa cuando Eusebio, en el 81 y el partido totalmente decidido, sacó al campo a Imanol Agirretxe, quien reapareció en Anoeta más de 540 días después de caer lesionado.