El Oporto desnudó al Mónaco, campeón francés, y le endosó un 0-3 a domicilio, con dos tantos del camerunés Vincent Aboubakar y otro del mexicano Miguel Layún.
Con este resultado, los portugueses, que pasan al segundo lugar del grupo G, se meten de lleno en la pelea por los octavos de final de la Liga de Campeones, mientras que los monegascos caen al último puesto, con un solo punto. El triunfo de los blanquiazules fue inapelable en un encuentro muy táctico con pocas ocasiones de gol.
Un duelo de reencuentros el de esta noche el estadio Louis II de Mónaco. Los locales se enfrentaban de nuevo a su verdugo en la final de la Liga de Campeones en 2004, cuando el técnico José Mourinho dio a "los dragones" su segundo entorchado europeo.
El colombiano Radamel Falcao, capitán del Mónaco, se volvía a medir al Oporto, el club que entre 2009 y 2011 le sirvió para forjarse en Europa la reputación de un matador de área. Y el medio portugués Joao Moutinho, colega de Falcao, desafiaba al equipo al que sirvió entre 2010 y 2013 y con el que ganó un buen número de títulos, entre ellos la Liga Europa de 2011.
Falcao no batió a Casillas
Un choque también de entrenadores portugueses: la circunspección de Leonardo Jardim, al mando del campeón francés Mónaco, contra la fogosidad de Sérgio Conceiçao, fichado esta temporada por el Oporto procedente del Nantes.
Falcao, que suma 11 goles en siete jornadas de Liga, probó en los primeros minutos al español Iker Casillas, quien cumplió su 166 encuentro en la Liga de Campeones, más que ningún otro futbolista. Pero el remate flojo y centrado del "Tigre" lo atajó Casillas en dos tiempos.
En una primera parte muy táctica y sesuda, hubo contadas ocasiones de gol. El Oporto, que estuvo apoyado por unos 1.500 hinchas, no desperdició la mas clara que tuvo. En el minuto 30, un saque del lateral brasileño Álex Telles acabó en un remate del medio centro portugués Danilo.
Jardim, sin ideas
El rechace lo agarró Aboubakar, a quien el suizo Benaglio le negó el tanto en el primer intento, pero no en el segundo. El Mónaco, conocido por su pragmatismo y efectividad atacante, se enredaba en el entramado táctico de Conceiçao, en el que la presión es un elemento clave.
Superado en la pizarra, Jardim movió pieza en el ataque: el argentino Guido Carrillo pasó a acompañar a Falcao en la vanguardia en sustitución de un desafortunado Diakhaby. El Oporto tiró de jerarquía y resolvió el encuentro en el 69 un contragolpe de manual que tuvo como últimos protagonistas a Moussa Marega, como asistente, y de nuevo a Aboubakar, como ejecutor.
Falcao, que acabó el partido vendado por un golpe que recibió en la cabeza durante el primer tiempo, remató a la madera y escenificó la impotencia de los monegascos, semifinalistas de la pasada Liga de Campeones. Layún, en una jugada de patio de colegio, puso el 0-3 en el partido.
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