Los equipos de rescate han conseguido rebajar el nivel del agua en el comienzo de la cueva en la que se encuentran los niños y su entrenador en un 40%, pero queda el tramo más complicado.
Sólo queda el 15% de oxígeno dentro de la cueva y la opción de buceo se complica dada la poca visibilidad y a la nula experiencia de los pequeños.
La otra opción es cavar un túnel desde la superficie, pero hay un kilómetro de roca maciza hasta llegar donde se encuentran los 12 niños atrapados. Esas son las opciones de una operación de rescate en la que se lucha contra el reloj y contra los elementos.
Uno de los buzos ha fallecido en las labores de rescate, siendo la noticia trágica de unas operaciones que, casi dos semanas después de empezar, se presentan en su momento más delicado.