Un gol de Leo Baptistao en el tiempo de descuento tras definir con elegancia y efectividad una contra fue el detalle que decantó un duelo muy igualado entre el Leganés y el Espanyol. Volvía el Leganés a Butarque después de dos derrotas seguidas, con la necesidad de sumar los tres puntos a fin de poner tierra de por medio con la zona baja y seguir dando pasos hacia la salvación. Objetivo distinto el del Espanyol, para el que cada jornada es una oportunidad de seguir peleando por los puestos europeos.
En el arranque llevaron el control los anfitriones gracias a un centro del campo bien armado y a la omnipresencia de Nabil El Zhar, quien volvía a la titularidad tras superar unas paperas. El marroquí, junto a Szymanowski, se convirtió en los canalizadores del juego ofensivo. Fue sin embargo Gabriel quien tuvo la primera. El brasileño aprovechó una mala entrega de Javi Fuego para encarar la portería, pero su golpeo lo detuvo sin problemas Diego López.
Por su parte los visitantes comenzaron también a pisar área con los centros desde las bandas como principal argumento. Un batallador Caicedo se dejaba el alma para tocar todos los balones aéreos que rondaban su zona, generando cierta sensación de incertidumbre en la zaga madrileña. El resto del tiempo durante la primera mitad se fue en pérdidas y pases defectuosos que afectaban a la continuidad del juego. Ante esa situación, solo cabía esperar que a la vuelta de vestuarios el espectáculo mejorara.
Afortunadamante así fue. En apenas diez minutos hubo más sensación de peligro que durante el resto del encuentro en gran parte gracias al Espanyol, que dispuso de dos muy claras. En la primera Caicedo atrapó un pase en profundidad de Marc Roca y encaró a Herrerín, pero aguantó firme el portero y despejó como pudo el potente impacto. Poco más tarde fue Jurado quien acarició el tanto al tocar en el palo un centro chut puesto desde la diestra.
Entre medias probó fortuna Gabriel con una lanzamiento falta lejana que salió fuerte aunque demasiado centrado, a las manos del arquero. El brasileño, muy activo durante todo el choque, fue aumentando su importancia en el ataque de manera progresiva y afrontó de manera óptima el tramo final. De hecho pudo nacer un gol de sus botas tras un centro envenenado al que no llegó su compatriota Luciano por centímetros. No estuvo acertado ahí el Leganés ni tampoco en un tiro escorado de El Zhar que obligó a intervenir a Diego López y lo pagaron caro los de Garitano.
Cuando el partido agonizaba y el dominio local llamaba a la fe, llegó el revés. Una contra del Espanyol, construida con pocos toques y mucha precisión, dejó a Leo Baptistao solo ante el destino. Y donde otros dudan el acertó. Con una vaselina impecable superó a Herrerín para seguir alimentando el sueño continental. En el otro lado gestos de incredulidad, rabia, hombres sentados en el césped y abrazos de consuelo.