El Sevilla volvió a reencontrarse con la cruda realidad liguera y ve peligrar su posición en puestos europeos tras perder ante el Leganés (2-1) en la visita a Butarque.
Llegaban los sevillistas después de asaltar el 'Teatro de los sueños' como se conoce a Old Trafford, eliminando allí al Manchester United en la Liga de Campeones. Una victoria de las que hacen leyenda y levantan la moral de un equipo tocado en la competición doméstica tras perder el último duelo ante el Valencia.
Por lo que respecta al Leganés, se mueve ahora en la indecisión. Con la salvación casi asegurada, sin apenas opciones de llegar a Europa y a la espera de saber si continúa o no Asier Garitano en el banquillo; qué pasará en las próximas semanas resulta un misterio.
En un nuevo capítulo de su viaje hacia lo desconocido, bien es cierto que aún sin la permanencia sellada, demostró actitud. Lo hizo además desde el arranque, poniendo en aprietos a un rival que salió frío como lo era la mañana.
Amrabat, esta vez en punta, era la chispa que saltaba cuando se percutía con balones largos en profundidad. En uno de ellos, asistido por Omar, enfiló el costado zurdo antes de encarar a Sergio Rico. Superado el meta en su salida con un toque delicado, solo Lenglet evitó un feliz desenlace al rebañar el esférico sobre la línea.
No cejó en su empeño el marroquí, quien volvió a acercarse al tanto con un remate de cabeza que rozó palo. Se desperezaron entonces en la ofensiva los andaluces de la mano de Nolito y Sarabia. Muestra este último siempre una gran inspiración frente a los blanquiazules que se desató cuando, el pasado curso, silenció Butarque con un tanto postrero en liga que dio el triunfo a los suyos.
Esta vez comenzó intimidando con un golpeo ajustado que desbarató el portero y acabó expulsado casi a la conclusión. Entró el choque entonces en una fase de jugadas de peligro aisladas, donde los mayores aplausos fueron para la afición local de parte de la visitante cuando se desplegó en un fondo una pancarta en la que se leía: 'Suerte en la final, hermanos'.
Todo un detalle teniendo en cuenta que esa final a la que se referían era la de la Copa del Rey, a la que los hispalenses llegaron eliminando al Leganés en penúltima ronda. Caminaba pues el enfrentamiento sin sobresaltos hacia el descanso, pero se modificó el panorama.
Un saque de esquina en corto lo recibió El Zhar antes de centrar al segundo palo. Allí, disfrazado de Santillana, remató Bustinza sostenido en el aire mientras se precipitaba hacia el césped. Un cabezazo de diez que hubiese firmado un nueve pero llevaba el sello del tres, el premio para un jugador estajanovista que crece con cada duelo que pasa.
Pudieron incluso ampliar el daño los de Asier Garitano, hoy en la grada por sanción, cuando Diego Rico partió en dos a Layún con un regate en el lado izquierdo antes de golpear por encima del larguero. Del paso por vestuarios volvió mejor un Sevilla intenso que empujó a los madrileños hacia su área durante los quince minutos iniciales.
Nzonzi era la base de una estructura en torno a la cual pululaban de manera indescifrable Nolito, Vázquez y Sarabia. No había por ello agonía pero sí inquietud en un anfitrión que fantaseaba con la idea de sentenciar a la contra.
Esa esperanza le permitía escapar puntualmente del cerco y cuando lo hacía, consciente de la dificultad, generaba peligro. Así un saque de esquina lo cabeceó en el punto de penalti Rubén Pérez, pero aunque iba bien dirigido le faltó potencia.
Fue el preludio de lo que estaba por llegar cuando una pelota muerta a la altura del centro del campo la controló desprovisto de oposición Omar. Pisó el acelerador el canario y se llevó consigo en la expedición a la defensa del contrario.
Siguiéndoles, Diego Rico y Eraso. Recibió con espacio el primero, centro hacia el segundo y marcó este poniéndola en la base del palo.
Con una ventaja suficiente y contra un Sevilla desmoralizado, parecía que al Leganés le bastaba con dejar pasar el tiempo pero no pudo evitar sufrir en los instantes finales cuando Layún enganchó un excelente impacto cruzado ante el que nada pudo hacer Cuéllar. Quedó en mero susto y pudo sumar tres puntos de oro que le hacen estar más cerca de quedarse en Primera. Lo que venga ahora, el tiempo lo dirá.