Dos groseros errores del central brasileño Jemerson nada más comenzar el partido enterraron las opciones del Mónaco de pasar la fase de grupos de la Liga de Campeones, humillado por la frescura de los jóvenes talentos del Leipzig (1-4).
Poco tiene que ver este Mónaco con el que el año pasado deslumbró a Europa de la mano de nombres como Bakayoko, Mendy, Bernardo Silva o un tal Mbappé, que ya no siguen en el Principado.
Esas ausencias, a las que en este partido se sumaron las de hombres clave como Sidibé o Lemar, no acaban de explicar del todo el bajón experimentado por los pupilos de Leonardo Jardim, que, encuadrados en un grupo asequible (junto al Besiktas y el Oporto), no podrán siquiera optar a la tercera plaza en la última jornada.
Frente a ellos compareció el Leipzig, que bien podría estar llamado a recoger el testigo del propio Mónaco como equipo revelación.
Los alemanes, que marchan terceros en la Bundesliga, se jugarán el pase en el próximo partido contra el Oporto, pero ya han exhibido a su ramillete de promesas, al frente de los cuales hay jugadores con tan buena pinta como Timo Werner, el sueco Forsberg y el guineano Naby Keita, fichado por el Liverpool para el año que viene.
Falto de tensión y preso de las dudas, el Mónaco tardó poco tiempo en hacerse el harakiri y acabar con las pocas opciones que aún conservaba de alcanzar los octavos.
En el minuto 6, el brasileño Jemerson desvió a su propia portería un centro de Sabitzer desde la derecha tras una buena triangulación del Leipzig en su medio campo.
La cara desencajada del central dejaba entrever su convulso estado anímico, que no tardó en volver a manifestarse. Sólo tres minutos después, el central regaló el balón a Kampl, que no desaprovechó la dádiva y se la cedió a Werner para que éste metiese su primer gol.
Sin gobierno en el centro del campo, con una delantera a la deriva en la que Falcao guerreaba como podía y, sobre todo, con una defensa al borde del colapso nervioso, el Mónaco apenas creó peligro en los primeros minutos salvo en un acercamiento del canterano del FC Barcelona Keita Baldé.
El clavo en su ataúd lo puso Falcao al cometer un penalti clarísimo sobre Orban en un córner muy mal defendido por los monegascos y que Werner se encargó de transformar.
Ni siquiera sirvió el gol del propio colombiano poco antes del descanso al aprovechar la mala salida del portero alemán Gulacsi tras el saque de una falta. Naby Keita, inmenso en el eje todo el partido, recibió un balón de espaldas en la frontal del área y su giro sobre si mismo hizo crujir al unísono las cinturas de todos los defensores del Mónaco, antes de embocar a gol.
El español Undiano Mallenco mandó a los vestuarios a ambos equipos nada más marcar el Leipzig su cuarto gol y acabar así con cualquier incertidumbre sobre el resultado final.
La segunda parte fue ante todo un recital de patadas a destiempo propinadas por los monegascos, que no podían esconder su frustración ante un rival muy superior. Apenas alguna ocasión aislada del Leipzig consiguió aliviar el sopor de dos equipos que durante 45 minutos suspiraron por que el árbitro pitase el final.
Para el Mónaco se trataba de la tercera derrota en su estadio en tres partidos. Imposible soñar con los octavos con un balance similar.
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El empate entre Besiktas y Oporto en el otro encuentro del grupo G garantizó a los turcos la primera plaza, mientras que portugueses se juzgará, con el Mónaco como juez, la segunda plaza con los alemanes.