Unai Emery encontró la tecla ante el Barcelona. El PSG contrató al técnico español para días como estos, pero ni en sus mejores sueños hubieran imaginado lo ocurrido anoche en París. El conjunto parisino jugó, sin lugar a dudas, su mejor partido en Europa desde que Nasser Al-Khelaifi desembarcara en París y dejó al Barcelona al borde de la eliminación.
Los goles de Di María y Draxler en la primera parte sólo reflejaron la tremenda superioridad de los franceses, que borraron del mapa a un Barça sin alma. Desarbolado con la asfixiante presión del PSG e impotente ante los incisivos delanteros locales.
Al Barcelona le toca tirar de épica y de milagro en la vuelta del Camp Nou para no despedirse de Europa a las primeras de cambio. Mucho tendrá que cambiar su imagen respecto a la que ofreció en París, donde fue borrado del terreno de juego por un equipo con las ideas claras, un hambre caníbal y mucha calidad en sus filas.
Poco tardó el PSG en mostrar sus armas. A los cinco minutos Cavani pudo adelantar al conjunto parisino y sólo un mal control evitó el primer tanto local. La jugada fue un reflejo de lo que iba a ser la primera parte. Puntas veloces del PSG ante una defensa lenta del Barcelona.
Matuidi fue el siguiente en probar los guantes de Ter Stegen, que evitó algún que otro gol en el primer tiempo. Mientras, el Barcelona aguantaba el chaparrón como podía. Sin noticias de la MSN, a excepción de alguna carrera eléctrica de Neymar, el Barça firmó su peor partido desde que Luis Enrique se sienta en el banquillo azulgrana.
El inicio de la tragedia comenzó con una falta pegada a la frontal. Di María, el hombre de la noche, apuntó y la clavó ante un Ter Stegen que sólo pudo hacer la estatua viendo el magistral lanzamiento del argentino.
Lo peor para el Barcelona no era el gol sino la sensación de impotencia del equipo azulgrana. Verratti se hizo con el gobierno del centro del campo y desde ahí suministró de balones a un excelso Draxler y un mágico Di María. Con esa fórmula llegó el segundo del PSG.
Una pérdida de balón en el centro del campo permitió a Verratti filtrar un balón entre la defensa azulgrana, horrible toda la noche, para que Draxler definiera de forma perfecta con un disparo cruzado. El diluvio de juego sobre el Barcelona era ya en esos momento de los que se recuerdan.
Muchos podían pensar que tras el descanso el Barcelona reaccionaría y que el PSG daría un paso atrás. Pero la situación no cambió e incluso fue a peor para los de Luis Enrique. El PSG siguió buscando a una defensa barcelonista donde nadie se salvó.
Di María completó su histórica noche con un disparo teledirigido desde la frontal a la escuadra de Ter Stegen. La grada del Parque de los Príncipes se frotaba los ojos ante el despliegue de los de Unai Emery. París vivió al fin su gran noche ante unos de los cocos de Europa.
El Barcelona trató de buscar un gol para poder buscar la remontada en la vuelta, pero no era el día de Messi ni mucho menos de Luis Suárez, desaparecido toda la noche.
La noche y la pesadilla para el Barcelona la cerró Cavani con un movimiento de puro 'nueve', ganando el espacio a Piqué y rematando de primeras ante Ter Stegen.
Al Barcelona necesita un milagro en la vuelta. En París se dejó buena parte del prestigio cosechado en los últimos años en Europa.