Y cuando las cosas se complican en el Atlético, aparece El Principito. Aparece Antoine Griezmann. Aparece un jugador que da puntos. Que resuelve partidos. Que marca la diferencia entre los grandes equipos, y los equipos muy grandes. El francés anotó el tanto de la victoria rojiblanca ante el Espanyol en Cornellá en un encuentro muy, muy espeso en el que brilló más la intensidad que el fútbol.
El Espanyol salió en tromba. Los catalanes, en su feudo y ante un rival que les gusta tanto a ellos como a un Quique Flores que hasta hoy no había perdido ante los rojiblancos, tuvieron varias ocasiones e incluso llegaron a pedir un penalti por manos de Saúl. La acción, tras un rebote en Savic, no fue interpretada como pena máxima por el árbitro, pero Jurado bien pudo abrir el luminoso con un tiro a bocajarro desde el área grande.
Poco a poco el Atlético se fue despertando. Comenzó a tener la bola, pero sin ideas, sin fluidez y sin verticalidad. Quizá por el cansancio de la Champions, tanto mental como físico, la sensación es que los hombres de Simeone estaban escasos de gasolina. Les faltaba frescura y atrevimiento, y el tridente formado por Griezmann, Torres y Carrasco apenas tuvo oportunidades ante un Diego López bien arropado por el entramado defensivo de Quique Flores.
La presión, intensa presión del Espanyol, tenía al Atleti maniatado. Pocos espacios había para jugar en Cornellá, y el duelo destacaba por físico más que por calidad. Los hombres creativos estaban bien tapados y las ocasiones de gol, las claras, las que levantan el '¡uy!' del graderío, brillaban por su escasez. Hacía falta algo diferente, y en el descanso Simeone dejó a Torres en el banquillo para poner a Thomas.
Para dejar a Carrasco con Griezmann en ataque, buscando una movilidad que tampoco funcionó. Sin delantero puro, el Cholo siguió moviendo el banco y entró Gameiro por el belga, y ahí el Atleti empezó a jugar en campo contrario ante un Espanyol cada vez más cansado por el evidente esfuerzo físico realizado. En esas, Griezmann se encontró con un rechazo en jugada de Saúl y, con un disparo de primeras, batió a Diego López por su palo para realizar su baile típico.
Y el Atleti se echó hacia atrás, esperando a que el Espanyol abriera su cerrojo. Baptistao tuvo una clarísima que estrelló en Oblak, y posteriormente Gerard Moreno remantó de cabeza fuera por muy poco un saque de esquina. Los catalanes se volcaron, pero seguía faltando claridad arriba en un Atlético que se encontró con una muralla de un muy competitivo equipo de Quique Sánchez Flores.
Un equipo que, si el fútbol fuera justo, habría sumado un punto en este partido. Pero el fútbol es lo que es, y en esta ocasión le dio la victoria a un Atlético bastante escaso en ataque que, de nuevo, tiró de Antoine Griezmann para resolver un complicado envite. El Atleti sigue tercero, y sigue con la misma ventaja de tres puntos más el golaverage que tenía con el Sevilla, con la diferencia de que queda una jornada menos.