Cuando uno es grande en Europa no es grande por casualidad. Cuando uno es un gigante, tampoco lo es por casualidad. El Sevilla es un grande de Europa, pero en su duelo contra el Bayern entendió a la perfección lo que es un supergigante del Viejo Continente. Los bávaros, más expertos, aprovecharon al cien por cien lo que tuvieron ante un rival que dio la cara y que cayó con dos goles en propia puerta.
El Bayern es el Bayern sí, pero el Sevilla es el Sevilla. Y el Pizjuán es el Pizjuán, y tanto una cosa como la otra son palabras mayores por más equipo germano que se plante en la ciudad hispalense. Los alemanes comenzaron mandones sí, pero en cuanto se calmaron las aguas el cuadro de Montella demostró por qué está en cuartos de Champions.
Rebeldía y valentía. Mucha de ambas puso el Sevilla. Y con ambas comenzó a maniatar al todopoderoso equipo de Heynckes. Sarabia tuvo el 1-0, en un fallo que en Europa no se puede permitir, pero no tardarían mucho los sevillistas en saber que esa ocasión no iba a ser fruto de un día.
Porque eran mejores, y habitualmente el fútbol te lo recompensa. El mediocentro aprovechó un gran centro desde la izquierda y un error de Bernat para poner el cuero en el arco de Ulreich y hacer justicia. Los de Heynckes no se encontraban, pero el Bayern es el Bayern.
Y con James, que entró por un lesionado Arturo Vidal, llegó el empate. Fue un gol de churro, pero un gol al fin y al cabo. Ribery centró, la dio Navas y Soria no reaccionó a tiempo. Empate al descanso, a pesar de los méritos que hizo el Sevilla para llevarse mayor premio.
Heynckes, sabio, cambió a Bernat por Rafinha en el descanso y el cuadro alemán, con James eso sí, pasó a tomar el mando. Y cuando eso pasa, malo. Muy, muy malo. Más malo aún cuando además tienen la suerte de su lado. Un cabezazo de Thiago rebotó en Escudero para, nuevamente, colarse en las redes de David Soria. Uno a dos, y la eliminatoria que se ponía muy cuesta arriba para los de Montella.
Lo intentó por todos los medios el Sevilla, y tuvo la posesión del cuero ante un equipo, el Bayern, al que también le gusta ser dominador. N'Zonzi pudo hacer el empate, al igual que Sandro, pero ni uno ni otro lograron encontrar el camino que sí halló el Bayern con no demasiado.
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Esto es la Champions, y en la Champions el Bayern es el Bayern. Camino le queda al Sevilla para llegar al nivel de los alemanes en Europa, pero sin duda con lo desplegado ante un gigante como el cuadro de Heynckes van por el camino correcto.