Todo en la vida de Laura ha llegado pronto. Conoció el boxeo cuando todavía era un bebé, en los gimnasios de Barcelona. Y empezó a entrenar muy pequeña, a los cinco añitos. En el gimnasio de su madre, Begoña. Tan chiquita se inició en el boxeo que se retiró a los siete: "Dije que nunca más iba a tocar un guante", recuerda. Vinculaba el boxeo con su padre biológico, condenado por violencia de género.
Una época gris que duró varios años: "Dejó de ser ella", confiesa su madre. Y probó con otros deportes: gimnasia rítmica, atletismo, baile... Pero nada le convencía. El corazón de Laura estaba en el ring, y a los diez años volvió: "Mami, yo creo que hoy voy a entrenar", dijo. Y a Begoña se le iluminó la mirada: "Se puso las vendas, los guantes y hasta hoy". Porque "ella no boxeaba por él" [su padre biológico], sino por ella misma.
El boxeo ha ayudado a Laura a sobreponerse: "Vivió una infancia complicada y salió como la campeona que es", relata Adrián Carrasco, entrenador de Laura y pareja de Begoña. "En el momento en el que ella no disfrute, que no se sienta a gusto, lo deja". Eso lo tienen claro tanto Begoña como Adrián.
Izquierda, derecha. Pum, pum. Laura golpea el saco. Izquierda, derecha. Pum. Se mueve rápida. Izquierda, derecha. Laura ha vuelto a ser "ella". Valiente, enérgica, risueña: "Gracias a Adri estoy aquí y gracias a él lo he conseguido todo", dice sin pestañear. Adri, su entrenador, logró que Laura volviera a disfrutar con el boxeo, a entrenar sin presión, a competir. Y a que entrase a formar parte del Equipo Nacional.
"Siempre me preguntan: ¿cómo una chica tan bonita hace boxeo?"
Laura es la única niña en el Equipo Nacional de Boxeo. La llamada de Rafa Lozano, el seleccionador nacional, llegó cuando tenía trece años. Ella todavía se emociona al recordarlo: "No sabía lo que era, no tenía ni casco, ni bucal… Entrenar con el Equipo Nacional así de pronto fue como, ¡Dios!", rememora.
En el Centro de Alto Rendimiento de Madrid entrenan los mejores púgiles de España y Laura es una más. Entrena allí lunes y jueves; el resto de la semana se prepara con Adri en el gimnasio de Camarena, Toledo. Y siempre que puede va a competir. Aunque lo tiene difícil: "Este año es el primero y no encuentra muchas rivales", explica su madre. Hay otras niñas, pero le sobrepasan de peso y así no puede pelear.
"Siempre me preguntan: ¿cómo una chica tan bonita hace boxeo?". 'Laurita' la llaman en casa. 'La bonita Carrasco', en el ring. Porque es ágil y rápida. Fina y esbelta. La gente se extraña al verla boxear. Ella se defiende: "Yo boxeo como algo normal. No hay ninguna diferencia por ser chica o chico, ser guapa o fea", dice con una madurez impropia de su edad. Porque el boxeo es técnica, táctica y disciplina. Un deporte olímpico. Es respeto y humildad, nunca violencia. Y Laura lo tiene claro: "No subimos a un ring y nos pegamos. Subimos y boxeamos", sentencia.
"París 2024 es mi meta y voy a hacer todo lo posible para llegar allí"
El futuro de Laura es prometedor, pero "no hay que perder el sentido común", dice el seleccionador Rafa Lozano: "Es una niña y hay que ir trabajando poquito a poco", matiza. Sin ninguna pretensión, paso a paso, Laura crece deportivamente, con los sueños de cualquier deportista: llegar a ser olímpica.
"Me encantaría ir a París 2024, esa es mi meta y voy a hacer todo lo posible para llegar allí". Pero, si no llega, nunca tiraría la toalla: "Seguiría entrenando, entrenando y machacándome hasta conseguir todo lo que quiero", dice, convencida. Y lo conseguirá. Porque, llegue a donde llegue, Laura ya es una campeona.
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Producción: Javier Torrijos | Realización: Adrián Carreira y Juan Gutiérrez | Redacción: Sara Campos y Bea Lozano | Imagen: Adrián Carreira, Carlos Matarranz, David Ortega, Carlos Preciado y Juan Gutiérrez | Grafismo: Nacho Félez y Nacho Sanz | Texto: Sara Campos
Agradecimientos: a la Escuela de Boxeo Camarena, a Teresa y a Rafa, al Equipo Nacional de Boxeo y a Begoña, Adrián, Marta y Adri, la familia de Laura.