La F1 está de luto. La muerte de Niki Lauda supone decir adiós a una de las grandes leyendas de este deporte, con tres títulos mundiales (1975, 1977 y 1984) y un subcampeonato (1976) en el palmarés del austríaco.

Niki Lauda debutó en la F1 en 1971 con un March en el Gran Premio de Austria, que no concluyó por problemas mecánicos.

Su salto automovilístico se produjo con su fichaje en 1974 por Ferrari, escudería italiana con la que ganó su primera carrera en el GP de España disputado en el Jarama el 28 de abril de 1974.

Su progresión quedó certificada con su primer título de campeón del Mundial en 1974. Dos años después, su carrera sufrió un serio revés al sufrir un grave accidente en el GP de Alemania el 1 de agosto de 1976.

Lauda sufrió graves quemaduras en el rostro y en el cuerpo, lo que le mantuvo apartado de los circuitos durante seis semanas. Lauda perdió el control de su monoplaza a las dos vueltas de la carrera, con el asfalto aún mojado por la lluvia que había caído durante la mañana.

El austríaco se estrelló contra una barrera del circuito y salió rebotado de nuevo hacia la pista con el monoplaza envuelto en llamas. Ese acciente le dejó marcado el rostro, la cabeza y las manos. Una grave accidente que estuvo a punto de forzar su retirada, pero Niki Lauda volvió a subirse al Ferrari mes y medio después en el circuito de Monza.