"Quiero ser como Hulk". La frase es de Kirill Tereshin, que a sus 23 años se ha convertido en un personaje viral en la red... gracias a sus hiperdesarrollados bíceps ligados de manera inversamente proporcional a su nula capacidad competitiva, por el momento.
Como se aprecia en el siguiente vídeo, el joven luchador ruso que ahora quiere desarrollar una carrera profesional en la MMA, entrena a base de dominadas, máquinas... y aceite.
Porque este auténtico fenómeno de masas afincado en Pyatigorsk (Rusia) confiesa que come seis veces al día y que se inyecta Synthol, producto que contienen un 85% de aceite, un 7,5% de alcohol y otro 7,5% de lidocaína, y que a pesar de ayudarle a cultivar unos bíceps de 60 cm, fue un producto que casi le quita la vida:
"Cuando me lo inyecté por primera vez tenía fiebre, unos 40 grados, estaba en la cama y sentía que me moría", afirma Tereshin.
Con marcas en todo su cuerpo por los pinchazos, como aparece en el vídeo, el luchador cuenta que su familia no ha aceptado de buen grado su obsesión y su consecuente cambio físico.
Ahora, el 'Popeye ruso', que no ha entrado con fuerza en la MMA, seguirá moldeando sus brazos sobrehumanos... aunque veremos si la salud también acompaña a este culturista que juega al límite.
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