La expedición invernal al Everest de Alex Txikon sufrió el pasado viernes una complicación debido a la evacuación de Carlos Rubio, escalador madrileño de 28 años que acompaña al alpinista vizcaíno Alex Txikon en su aventura de coronar el techo del mundo sin oxígeno artificial, una gesta no lograda nunca hasta la fecha.
Después de varias jornadas de agotador trabajo junto a Alex Txikon equipando el C2 (a 6.400 metros de altura) para, inmediatamente, equipar el C3 (a 7.400 metros de altura) -hito alcanzado el mismo viernes-, el escalador madrileño se sintió indispuesto.
El equipo comenzó a bajar hacia el C2 y viendo que el estado de salud de su compañero de expedición no mejoraba, el propio Alex Txikon tomó la decisión, en la tarde noche del viernes, de iniciar el proceso de evacuación de Carlos Rubio desde el C2.
Con ello se quería, por un lado, evitar que la complicación pulmonar de Rubio revistiera de mayor gravedad y en segundo lugar, anticiparse a las duras condiciones de viento anunciadas para el fin de semana, que hubieran impedido el acceso del helicóptero a la zona y el posterior traslado del enfermo a un centro hospitalario.
Por este motivo, el escalador madrileño fue evacuado en helicóptero a última hora del viernes a un centro de salud a los pies del Everest (a unos 4.000 metros de altura) donde se le administró suero y antibiótico para estabilizar su proceso inflamatorio pulmonar y donde pasó la noche.
Al mediodía del sábado Carlos Rubio fue trasladado a un centro hospitalario de la capital nepalí, Kathmandu para continuar con su recuperación. Según las fuentes médicas consultadas por la organización, el estado de salud de Rubio no revista gravedad, aunque sigue atendido con suero, oxígeno y medicación antibiótica para curar el proceso infeccioso en sus pulmones. Su estancia en la unidad de observación del hospital podría prolongarse durante unos pocos días.
Pese a su juventud, Carlos Rubio es un extraordinario escalador y con una amplia experiencia de montaña. De hecho, su última actividad puntera ha sido la escalada en los Alpes de la reputada y comprometida ruta ‘Divina Providencia’, considerada la vía más difícil de roca que asciende al Mont Blanc. Esta ascensión le valió el premio federativo a la mejor actividad de alpinismo europeo.