La selección española de balonmano dio un nuevo paso hacia las semifinales del Europeo de Croacia, tras golear este domingo por 20-31 a Macedonia, en un encuentro en el que el conjunto español, liderado por un extraordinario Gonzalo Pérez de Vargas, ofreció una auténtica lección defensiva en el primer tiempo. "Si queremos hacer algo en este Europeo tenemos que mejorar en defensa", una frase que, casi a modo de mantra, los internacionales españoles no han dejado de repetir desde la derrota encajada ante Dinamarca.
Propósitos que, en esta ocasión, no se quedaron en simples palabras, ya que el conjunto español recuperó la solidez defensiva, que le ha permitido pelear por las medallas en tres últimos campeonatos de Europa. A diferencia de lo ocurrido ante los daneses, en esta ocasión el equipo español sí se mostró como ese bloque compacto, que a base de constantes ayudas y, sobre todo, de mucha velocidad de piernas logró cerrar todos los caminos posibles al gol a su oponente.
Gran defensa de los hispanos en la primera parte
Una mejoría defensiva que llegó en el momento en el que el seleccionador Jordi Ribera apostó, por fin, tras numerosas probaturas durante los tres primeros partidos, por situar a Viran Morros y Gedeón Guardiola como eje de la defensa. Con Morros y Guardiola al mando de las operaciones defensivas, el conjunto español desmontó por completo el ataque macedonio, que ni con seis, ni con siete jugadores, logró inquietar a la defensa española, tal y como confirma el único tanto (1-6) que concedió España en los primeros diez minutos de juego.
Pero la mejoría defensiva no fue la única buena noticia para el equipo español, por primera vez en el campeonato, pudo desplegar su veloz juego de contragolpe. Hoy sí los Balaguer, Solé, Rivera o Ariño pudieron correr a su gusto sobre la pista, para desesperación del técnico macedonio, el español Raúl González, que veía como su equipo era incapaz de contener el vendaval español.
De hecho, sólo la falta de acierto en los contraataques impidió romper definitivamente el encuentro, pero es que hoy España robó y robó tantos balones, que apenas que mejoró un poco la efectividad en el lanzamiento, los "Hispanos" lograron dispararse hasta los diez tantos de ventaja (5-15) en el marcador. Una cifra que habla, por si sola, de la superioridad de un equipo español, que para acabar de blindar su ya de por sí infranqueable defensa, vio como el portero Gonzalo Pérez de Vargas solventaba cada mínimo error defensivo con una parada.
Segunda parte más igualada
Tal y como atestiguan el sesenta y dos por ciento de intervenciones con el que cerró el primer tiempo el guardameta español, que atajó ocho de los trece lanzamientos que intentó Macedonia en los primeros treinta minutos de juego Pero ni con el partido prácticamente sentenciado la selección española rebajó su intensidad defensiva, como atestiguó el nuevo robo de balón que protagonizó Eduardo Gurbindo en el primer ataque macedonio del segundo tiempo.
Circunstancia que permitió a los de Jordi Ribera no sólo ya conservar la renta de nueve tantos con la que se marchó al descanso, sino incluso recuperar su máxima ventaja (10-20) a falta de veinte minutos para la conclusión. Y es que cada intento de Macedonia por reducir su diferencia se topó con la cada vez más agigantada figura de un Gonzalo Pérez de Vargas, que firmó alguna que otra parada digna de recordar durante muchísimo tiempo.
Con la portería cerrada a cal y canto, el conjunto español, que llegó a ganar hasta por trece goles (14-27), recuperó, incluso, la alegría para dotar a su ataque estático de la velocidad de la que ha carecido hasta ahora, un mayor ritmo del que salió especialmente beneficiado el pivote Adriá Figueras, autor de cinco dianas en el segundo tiempo. Y es que hoy España se dio un baño de autoestima en todas las facetas del juego, un factor anímico que se antoja decisivo en las dos "finales" que al conjunto español todavía le quedan por disputar ante Eslovenia y Alemania para alcanzar una semifinales, a las que este domingo presentó claramente su candidatura.
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