El esquiador y corredor de montaña español Kilian Jornet ha vuelto a hacer cima en el Everest, la montaña más alta del mundo con sus 8.848 metros, por segunda vez esta semana sin usar oxígeno artificial, esta vez en sólo 17 horas, un nuevo hito dentro de su proyecto 'Summits of my life'.
Para este ascenso, el catalán salió este 27 de mayo del Campo Base Avanzado (a 6.500 metros) e hizo cumbre en 17 horas en un día con mucho viento. Tras hacer cumbre, volvió al Campo Base Avanzado, donde está descansando con el francés Sébastien Montaz-Rosset, guía de montaña y videocámara de la expedición, antes de volver a Europa.
"¡Estoy muy emocionado de haber podido hacer cumbre otra vez! Hoy me he encontrado bien aunque hacía mucho viento y me ha costado bastante avanzar. Hacer dos veces cumbre en el Everest en una semana y sin oxígeno creo que establece una nueva línea de posibilidades en alpinismo y estoy muy contento de haberlo podido llevar a cabo", explicó Jornet.
Así, Jornet hizo cumbre por la cara Norte del Everest cerca de las 9 de la noche -7.45 hora peninsular española-. Había salido a las 2 de la mañana desde el Campo Base Avanzado. Desde allí se dirigía hacia la cima pasando por los tres campos de altura donde normalmente se detienen los alpinistas que quieren escalar la montaña más alta del mundo y que tardan una media de cuatro días.
El ascenso a la cima fue lento pero progresivo. El viento fue el principal obstáculo que Jornet tuvo que superar, en un día muy ventoso en el Himalaya. Las condiciones meteorológicas mejoraron durante la noche y para la parte final del reto volvía al Campo Base Avanzado 28 horas y 30 minutos después de la salida.
La hazaña se produce sólo seis días después de que ya alcanzase la cima del Everest el pasado lunes, en una sola tirada y sin ayuda de oxígeno ni de cuerdas fijas, partiendo desde el Campo Base, situado en el antiguo monasterio de Rombuk (a 5.100 metros). Tardó 26 horas.
Con ello, el de Sabadell se convirtió en el primer alpinista en lograr llegar a la cumbre de la cima del mundo, por la cara norte del Everest, sin utilizar ni oxígeno ni cuerdas fijas, y además lograrlo en una sola y única tentativa.
El ascenso más rápido de la historia al Everest, aún así, continúa en posesión del austriaco Christian Stangl, que necesitó 16 horas y 42 minutos para alcanzar la cima en 2006.
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Los dos ascensos forman parte del proyecto Summits of My Life, que desde 2012 le ha llevado a viajar por todo el mundo intentando establecer récords de ascenso a las montañas más icónicas del planeta. Comenzó en la cordillera del Mont Blanc en 2012 y desde entonces ha escalado montañas en Europa (Mont Blanc y Cervino), en América del Norte (Denali) y en América del Sur (Aconcagua).