París... como nunca se ha visto. Con el punto de vista de este malabarista de la bici que baja todo tipo de escaleras y al que no le tiembla el pulso si tiene que tirarse por un puente.
Una vistas privilegiadas, pero que también tienen su parte amarga. Porque en la ciudad de la luz salió todo bien, pero otros días ha sufrido caídas... algunas sin consecuencias y otras con visita incluida al hospital.
Pero no es impedimento para que una vez recuperado vuelva a subirse a la bicicleta y vuelva a sorprendernos con acrobacias imposibles.