"Le rogue a Dios que me matara. No hay nada más oscuro que no querer vivir, ahí es donde estaba en la vida". Tyson Fury es muy consciente de lo que ha sufrido en los últimos años.
Y es que hace tres años Tyson Fury cayó en una profunda depresión tras su positivo en cocaína. Vio peligrar su carrera y llegó a pesar más de 180 kilos.
"Nadie sabrá desde dónde tuve que regresar", explica Fury. Este sábado volverá a pelear por el título de los pesos pesados.
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"El bebé se ha tenido que quitar la camiseta del Espanyol porque dicen que con ella no puede entrar. Terriblemente peligroso. Pueden morir todos. Un niño de cinco años", se escucha decir a su padre.