Pudo ser peor, pero Israel Guimaraes tuvo muchísima suerte en su salto en paracaídas en plena ciudad. El saltador, tras sufrir una inesperada ráfaga de aire, 'aterrizó' en la azotea de un edifico no sin antes chocar con una pared.
"Me lastimé un poco, pero no me rompí nada. Fue un aterrizaje un poco forzado", afirma.