Los dos tienen muy buena relación, pero eso no quita que Ribéry saque a veces su carácter. El jugador se cabreó cuando, en el minuto 75 del partido ante el Dortmund, Ancelotti decidió cambiarle. Ribéry vio su número en la tablilla y, con gesto serio, fue hasta el banquillo.
Una vez cerca de Ancelotti, empezó a gesticular y a pedir explicaciones al técnico. El italiano, haciendo gala de la mano izquierda de la que han hablado muchos jugadores, agarró a Ribéry de la cara y le besó en la mejilla: a Ribéry le cambió la cara y acabó riéndose. Una anécdota más que demuestra las formas de Ancelotti con los jugadores.