Los primeros viajeros del AVE Barcelona-Figueres recorren 140 kilómetros en 53 minutos. "Es infinitamente más rápido que en coche por la autopista", afirman los pasajeros.

Renfe quiere ganarle la batalla a la carretera y al cielo, y no acaba de conseguirlo. En 2012 se subieron al AVE más de 12 millones de personas, el 60% de su capacidad. Aunque somos el segundo país del mundo con más kilómetros de alta velocidad, lo usan sólo 2,8 viajeros por kilómetro, en Francia esa cifra llega a 41,5. Y para dar la vuelta a esas cifras, el Gobierno bajará los precios, como ya adelantó la ministra de Fomento Ana Pastor.

Los usuarios echan de menos ofertas de última hora o poder comprar con más antelación. Las agencias de viaje también creen que el AVE se usa menos de lo deseado, y creen que Fomento debería escucharles más para, con sus ideas, mejorar su eficiencia.

Algunos economistas creen que nunca rentabilizaremos la alta velocidad, porque está mal planificada desde el principio: "El objetivo de conectar todas las capitales de provincia con Madrid no responde a la eficiencia", afirman.

Para otros expertos, permitir el transporte de mercancías en las líneas de alta velocidad también ayudaría a aumentar su rentabilidad y de paso, mejorar la productividad económica.