Éste es el mensaje que Ana Mato ha lanzado a los pacientes: “Que estén absolutamente tranquilos porque aquí no hay ningún copago farmacéutico nuevo. Las personas que están ingresadas en los hospitales no tienen que pagar los medicamentos. Lo único, como ya pasaba, que hay una participación, una aportación reducida en este caso de máximo cuatro euros para los medicamentos que se compran en las farmacias, tanto en la farmacia de la calle como en la farmacia de un hospital a través de una receta”.

Para ella, un mensaje de tranquilidad. Para los médicos, un juego de palabras perverso. “Yo creo que es una medida innecesaria y hasta perversa. Yo creo que no se puede gravar al enfermo, especialmente al enfermo con unas características determinadas como puede ser un enfermo de hepatitis, como el paciente oncológico o el paciente con artritis”, explica José Luis Llisterri, presidente de la Sociedad Española de Médicos Atención Primaria.

Creen que a la larga, esas participaciones económicas de los pacientes repercutirán en su propia salud porque no todos podrán costearse los medicamentos, sobre todo, los enfermos crónicos y graves. Sanidad defiende que se trata solo de un 10% por fármaco hasta un máximo de 4,20 euros.

Pero médicos y pacientes, insisten: sea cual sea esa aportación sigue siendo copago. “Tenía que haber un acuerdo con las farmacéuticas y el propio Gobierno y tener un poco de conciencia y un poco de dignidad para los pacientes”, reflexiona Carmen Flores, presidenta de la Asociación Defensora del Paciente.

La ministra espera que a finales de este mismo año, el sistema esté en marcha en todas las comunidades.