El presidente de los empresarios madrileños le ha mandado una carta a Ignacio González en la que se queja por quitar las subvenciones a los centros de formación profesional concertadosTanto empeño en este asunto se debe, en parte, a que la Cámara de Comercio de Madrid, de la que Arturo Fernández es presidente, funciona como escuela concertada y recibe al año un millón de euros de dinero público. Ahora, ven las orejas al lobo.
Esta medida supondría el cierre total o parcial de muchas de estas empresas y la correspondiente pérdida de empleo que podemos cifrar en más de 500 despidos. El caso es que, esta vez, no le falta razón a Arturo Fernández. Su postura coincide con la de todos los sectores educativos.
Ahora, los 7.000 alumnos de FP que estudian en un centro concertado tendrán que pagar más. González, el destinatario de la carta cree que la medida persigue mejorar la formación profesional.Pero la carta de Arturo Fernández ha surtido efecto. La consejería de educación se reunió ayer con la cámara de comercio y con otras asociaciones educativas y se han comprometido a acercar posturas. Viendo su poder de convicción, estaría bien que el presidente de los empresarios se movilizara más a menudo.