Miguel Blesa llega el primero y por sorpresa. Para evitar las protestas, aparece dos horas antes de su cita. Pese a que es inspector fiscal en excendencia, intenta hacerse el tonto: "Nadie me dijo que hubiera que declarar estas cantidades".
En taxi llega el exdirector general de Caja Madrid, Sánchez Barcoj. Su argumento, que él no pintaba nada: "Quién tiene tarjeta y cuánto va en la tarjeta, era decisión de Blesa".
El último en declarar es el último que tuvo responsabilidades: Rodrigo Rato. Cuando le preguntan por qué no pagó impuestos, el exvicepresidente económico del Gobierno de España intentar hacerse pasar por un anafabeto fiscal: "No recibo ninguna información que me haga pensar que no estaba pagando impuestos (...) y no me planteé nada".
No parece que convencieran al juez. En un auto hecho público hace unas horas acusa a Rato y Blesa de consentir, aceptar y propiciar el uso de las tarjetas. Fernando Andreu les ha impuesto además fianzas millonarias.
A Rato, 3 millones de euros. A Blesa, 16. Si no pagan antes del miércoles que viene, les embargarán sus bienes.