El aumento del número de familias que acuden a Cáritas porque no pueden pagar los suministros o están a punto de perder su vivienda es cada vez mayor. Piden a las compañías que no corten la luz, el agua y el gas a usuarios sin recursos, especialmente en invierno. El concepto 'pobreza energética' empieza a instaurarse en la sociedad porque cada vez son más las personas que no pueden mantener su hogar a una temperatura adecuada por las facturas.
Casi cuatro millones de españoles, el 10% de los hogares, no pueden pagar lo que cuesta mantener su casa caliente o dedica una parte excesiva para hacerlo. Cuando hay que elegir entre comer o quitarse el abrigo en casa, no hay debate. Cáritas avisa: las ayudas que destinan solo en Barcelona a ayudar a pagar los recibos de suministros a los más necesitados, se han disparado un 326%. "Tapamos agujeros pero hay una gran problemática de fondo", ha señalado Teresa Bermúdez, responsabe del 'Programa Sin Hogar y Vivinda' de Cáritas.
Encarnación, de 53 años y víctima de violencia de género, está enferma y vive con su hija de 17 años. Sólo cobra 426 euros y aunque aún tiene luz no va a poder pagarla. Duerme conectada a una máquina que necesita coriente, por lo que si la desconecta puede morir. Su última factura ascendía a 130 euros. La falta de vivienda en condiciones repercute en la salud mental y física de los afectados que sufren angustia y estrés por no garantizar unos mínimos a sus hijos.
La semana pasada el PP rechazó cinco enmiendas al proyecto de reforma del sector eléctrico que proponían prohibir los cortes a las familias vulnerables durante el invierno, tal como ocurre desde hace varios años en Reino Unido y más recientemente en Francia. Solo la Junta de Andalucía ha dado un paso adelante, al anunciar que está preparando un decreto para garantizar el servicio a personas en riesgo de exclusión. Asimismo, el pacto por la lucha contra la pobreza en Catalunya que concluirá este año contendrá un eje específico sobre la pobreza energética.
En 2012, las eléctricas cortaron la luz a casi un millón y medio de hogares, el doble que antes de la crisis. Desde 2007, la factura eléctrica ha aumentado un 60% y la renta media de los hogares ha caído.