Comer fruta a diario es señal de una sociedad avanzada y sana, y mantener un saldo comercial positivo también es una seña de salud, en este caso de una economía. España es un país exportador de fruta, pero en la última década las importaciones no han hecho más que crecer. Queremos más tipos de piezas y que perduren en el mostrador todo el año. Además, queremos mucha, abundante, y que no se dispare de precio. Todo esto, junto a la sequía, explica cómo en un país como España las exportaciones pierden terreno ante las importaciones.
Durante los cinco primeros meses del año, España ha importado más de un millón de toneladas de fruta, que es un 17,4% más que en el mismo acumulado de 2022. En euros, el aumento de exportaciones es más bajo, de un 12%. El ratio ha bajado, de importar de media a 1,73 €/Kg a hacerlo en 2023 a 1,65 €/Kg, lo que indica que estamos comprando frutas más baratas, ya sea por su precio de origen o porque el tipo sea más económico. Ha pasado justo al contrario que en las exportaciones, donde han pasado a valer 1,47 €/Kg en 2022 a 1,70 €/Kg este año. Por ello, aunque las exportaciones se hayan reducido durante estos meses y las importaciones hayan aumentado, la balanza, el saldo comercial de frutas, se ha reducido mucho menos, en el entorno del 7,2%.
El aumento de importaciones se centra en los cítricos (+304,9 %), las naranjas y mandarinas; y en los aguacates y otras frutas tropicales como el mango o la guayaba (+47,1 %). La razón principal es que la demanda minorista de este tipo de frutas se mantiene alta, durante todo el año incluso fuera de temporada, mientras que las cosechas nacionales -situadas estas segundas sobre todo en la zona de Málaga- se han visto mermadas por las sequías.
Además, en el caso de los cítricos, la principal razón que dan los agricultores es que ha incrementado mucho la importación desde zonas de Sudáfrica, desde donde se incumplen las obligaciones arancelarias. Andrés Góngora, responsable estatal del sector de Frutas y Hortalizas de COAG, asegura que "a efectos prácticos existe un marco de libre comercio" porque "ni la Unión Europea ni los estados miembros están controlado sus puertos". Según esta denuncia, y como los precios en origen de estos cítricos son más bajos, provoca que el sector de la distribución "se sirva a la hora de negociar los contratos, a la baja, con las producciones europeas y españolas". El valor de las importaciones de estos cítricos se ha reducido drásticamente, de valer de media 0,85 €/Kg entre enero y mayo de 2022, a 0,65 €/Kg este año 2023.
Las importaciones de otras frutas, como las de pepita (manzana, pera,...) también han aumentado (+ 16,9 %), al igual que las de plátanos (+ 9 %). La razón aquí podría ser el precio, más asequible, dentro de un contexto de inflación. Son tipos de fruta de gran consumo que importamos mucho más baratas de lo que las exportamos. En cuanto al saldo comercial de cada tipo de frutas, los expertos son cautos al evaluarlo ya que obedecen al momento y la temporada de cada fruta, y a la fortaleza de esa cosecha. Lo que sí está claro es que las exportaciones españolas menguan, en cantidad, pero se mantienen en valor, entre los 9.500 y los 10.000 millones de euros. Mientras, las importaciones siguen creciendo y la balanza comercial, aunque sea positiva, se ha reducido en un 11% en el acumulado de los últimos 12 meses, marcando 5.800 millones de euros.