Luis de Guindos llegó a Bruselas contento y con los presupuestos de la recuperación bajo el brazo, pero salió noqueado y asumiendo que Bruselas ha emborronado sus flamantes cuentas. "Lo que se va a pedir a España es que el nuevo Gobierno realice una actualización", informó de Guindos.

Europa le quita hierro al asunto, asegurando que no es más que un análisis preliminar, pero lo cierto es que el nuevo Gobierno tendrá deberes por culpa del exceso de optimismo del actual.

La oposición no deja de ver la corrección como un cachete en toda regla, y Pedro Sánchez piensa que "no deja de ser un batacazo enorme al teórico milagro de la política económica del PP".

El mensaje implícito de "queremos más ajustes" tira por tierra el discurso triunfalista que impera estos meses, y si los presupuestos son un programa, Bruselas se ha metido voluntaria o involuntariamente en campaña. Mientras, las cuentas siguen su trámite en el Congreso.