Gerardo Díaz Ferrán ha declarado durante 45 minutos en la Audiencia Nacional. Ha negado todas las acusaciones que se le imputan y tal y como hiciera en marzo en esta declaración ha culpado de todo a su socio, Gonzalo Pascual, fallecido en junio: "Yo nunca he llegado ninguna gestión ejecutiva en Viajes Marsans, ni antes ni después", ha afirmado.
Pero el Juez Eloy Velasco lo tiene claro: ocultó dinero, bienes y patrimonio para no hacer frente a las deudas de 1.000 millones de euros contraídas con Viajes Marsans y le ha impuesto una fianza de 30 millones de euros para evitar la cárcel. Díaz Ferrán actuó con la ayuda de Ángel de Cabo, encargado de liquidar Marsans y de quien mensualmente recibía un sueldo pactado.
Según el auto, "cada propietario de Marsans debía recibir 100.000 euros mensuales, hasta alcanzar los 8 millones de euros. Mientras que Díaz Ferrán habría ido recibiendo las mensualidades acordadas, Pascual Arias no habría recibido ningún pago".
Ángel de Cabo compró viajes Marsans a Díaz Ferrán y ocultó todos los bienes del expresidente de la CEOE. El juez ha impuesto la fianza más alta de la historia judicial, 50 millones de euros. El juez afirma que "Ángel de Cabo sería el máximo responsable de una organización dedicada a la captación de empresas en dificultades, de las que se aprovecharía para su beneficio personal, y que controlaría directamente".
Y tercera fianza millonaria del día, la de Iván Losada, otros 30 millones de euros, un desconocido hasta hoy para todos y, misteriosamente, también para Díaz Ferrán. Iván Losada era la mano derecha de Ángel de Cabo y le ayudaba a comprar y vaciar empresas, como afirma el auto: "Iván Losada sería una de las personas de máxima confianza de De Cabo. Desembarca en Marsans y lejos de solventar su situación, se vale de su posición en beneficio del entorno de De Cabo". El juez concluye en su auto que los tres han maquinado operaciones para lucrarse, repartirse efectivos y patrimonios a costa de sus acreedores.