Como tantos otros Emilio Botín no vio venir el tsunami de la crisis, pero el banco Santander ha sido una de las entidades que mejor ha sabido nadar en medio de la tormenta financiera. "Botín tenía un gran instinto como banquero, se puede decir que era uno de los grandes visionarios de la banca mundial", explica Carlos Segovia, corresponsal económico del diario 'El Mundo'.

Un éxito reflejado en sus cuentas. En 1998, justo antes de fusionarse con el Central Hispano, los beneficios procedentes del extranjero suponían un 32%. Diez años después, al comienzo de la crisis, ya alcanzaban el 70%. En 2013, lo que ganaron en España apenas representó el 7% del total.

Con el sector tocado y casi hundido por la crisis, el Santander aprovechó para comprar bancos en EEUU, Reino Unido, Polonia o Brasil. Un movimiento que dejó a la entidad aún mejor posicionada en el tablero mundial, con Latinoamérica como su ficha más importante.

Botín no dudó en responsabilizar a las cajas del origen de la crisis. Su gestión estos años le valió para que el Santander fuese nombrado varias veces mejor banco del mundo.