La Xunta de Galicia acaba de autorizar la reapertura de una mina de oro a cielo abierto en Corcoesto, A Coruña. Se cerró en 1910, pero una empresa canadiense cree que, con el precio del oro disparado, vuelve a ser rentable su explotación. El problema es que la mina dejó la zona contaminada por arsénico.

La Xunta le ha dado permiso a la empresa para extraer hasta un millón de onzas de oro de una antigua veta abandonada. Pero para extraer el mineral, tendrán que arrasar una superficie equivalente a 800 campos de fútbol y utilizar productos como cianuro y arsénico.

Las excavadoras ya circulan entre los árboles en una zona a 150 metros de un espacio natural protegido. A cambio la empresa promete 270 puestos de trabajo directos. Pero otros piensan que serán puestos muy cualificados, lejos del perfil de los vecinos. Los propietarios de los terrenos aseguran que la multinacional minera quiere quedárselos a poco más de 1 euro el metro cuadrado.

Además, el CSIC ya lo advierte: el río Anllóns aún supera los niveles legales de arsénico por una mina cerrada hace 90 años en el mismo lugar. La nueva, podría rematarlo.