Uno de los afectados por la estafa de la rueda portuguesa dibuja la rueda en la que un día se le fueron sus ahorros. “Invertías 10.000 euros y recibías 80.000, veías cómo funcionaba y parecía real”.

El procedimiento era así: un individuo entra en la primera fase de la rueda tras depositar 10.000 euros. Pasa a la siguiente cuando atrae a otros dos inversores, con sus respectivos 10.000.

Y va avanzando según se incorporan nuevos individuos. Al llegar al centro de la rueda, en la que ya hay 15 personas, recibe 80.000 euros. Este afectado recuerda las reuniones, al norte de Portugal, en las que se podían mover hasta 800.000 euros por noche.

Y el secretismo con el que contactaban con ellos los organizadores. Cuando la rueda paró, nadie denunció por vergüenza. Y porque, según los expertos consultados, no pueden considerarse estafados, al ser conscientes del riesgo cuando entraron en el juego.