María Caeiro dirige su propia empresa en un sector típicamente masculino. En sus 20 años como directiva del negocio, ha escuchado de todo. "Me dijeron que me fuera a la cocina, que en la empresa se necesitaba a un hombre", relata María.

La suya no es una tarea fácil ni demasiado habitual. Si en 2004 las mujeres dirigían el 14% de las empresas españolas grandes y medianas, 12 años después lo hace el 26%.

Es decir, 12 puntos más. Aunque estamos dos puntos por encima de la media europea, en los últimos cuatro años el número de mujeres directivas sólo ha aumentado un 2%. "Las mujeres tienen que mimetizarse, algunas cuentan que hasta cambian su tono de voz", denuncia Aurora Sanz, socia de la consultora Grant Thornton.

En España, hay más mujeres que hombres con títulos universitarios, y son casi la mitad de las personas con trabajo. Las que consiguen llegar conocen bien por qué siguen siendo minoría. "Falta conciliación familiar en las empresas y darse cuenta de que la familia no es sólo una cosa de mujeres", explica Isabel Cuenca, miembro del comité de dirección de una constructora.

De seguir así, dicen los expertos, habrá que esperar a 2056 para que al menos haya un 40% de directivas.