El Eurogrupo continúa sin llegar a un acuerdo sobre Grecia y las condiciones que el país tendría que asumir para recibir un tercer rescate. La delegación helena ha conseguido borrar del texto de conclusiones la amenaza de una salida "temporal" del Euro de Grecia, que sí se incluyó en los primeros borradores como opción si fracasaban las negociaciones. Los líderes también habrían aceptado, además, alargar los vencimientos y periodos de cadencia de los pagos de la deuda griega, aunque dejando claro que una quita no es posible.
Con el objetivo de acercar posiciones, el presidente del Consejo y de las cumbes del euro, Donald Tusk, ha convocado varias reuniones en formato restringido -al menos tres- en las que han participado Tsipras y los mandatarios de Alemania, Angela Merkel, y de Francia, François Hollande.
La reunión se inició con la tarea de consensuar una declaración sobre la 'hoja de ruta' a seguir para abrir las negociaciones del rescate, después de que los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona fracasaran. Tras más de 14 horas de negociación, el primer ministro chipriota, Nikos Christodoulides, avisaba de que el resultado de la cumbre era "incierto".
En cualquier caso, antes de que sea posible iniciar el proceso de negociaciones de un nuevo programa de reformas, los jefes de Estado y de Gobierno exigen a Tsipras que legisle de forma inmediata las reformas y ajustes propuestos por el Gobierno heleno en su lista de medidas preliminares. Y reclaman al Gobierno de SYRIZA que revierta las medidas que ha tomado en sus meses de Gobierno sin la aprobación de la troika.
El ultimátum de los líderes del euro a Tsipras da de plazo hasta el 15 de julio, para que el parlamento griego dé su visto bueno a "la inmensa mayoría" de medidas. Ello se debe a la "confianza perdida" en las autoridades griegas y al desconcierto de la eurozona ante una propuesta de reformas "muy duras y muy inmediatas". Unas medidas que van "mucho más allá" de los límites que marcaron los griegos con su 'no' en el referéndum, según fuentes diplomáticas.
El propio Tsipras ha admitido durante las negociaciones que no contaba con un mandato que le permitiera aceptar todas las exigencias del documento y que debería acudir al Parlamento.