"HSBC Private Bank acogió un cierto número de clientes que no estaban totalmente en regla con sus obligaciones fiscales. La cultura de aceptación y los estándares de buen comportamiento eran netamente más bajos que los de hoy", admite el banco.

Según Morra, la nueva dirección del banco hizo un examen profundo de todos sus negocios, y procedió a cerrar las cuentas que no correspondían a los estándares del banco. La filial indica que no está interesada en trabajar con clientes que no cumplen con sus exigencias en relación a la criminalidad financiera. Asimismo, aumentó los controles internos para evitar que se reproduzcan errores. El director general concluye que las prácticas del pasado deben recordar a todos que este modelo de la banca privada en Suiza no es más aceptable.

Según las informaciones, por el HSBC habrían pasado 180.000 millones de dólares que habrían servido para el fraude fiscal, el blanqueo de dinero y financiar el terrorismo internacional. Suiza no ha abierto ningún proceso judicial contra HSBC o sus directivos, ni la institución que vigila a los bancos, la FINMA, tampoco ha realizado ningún proceso específico relativo al suceso.

Tampoco las autoridades fiscales suizas han solicitado conocer el contenido de la información sustraída. El único proceso judicial abierto en Suiza relativo a este asunto fue contra Falciani, a quien la Confederación Helvética acusa de espionaje financiero, de violar el secreto bancario y el secreto comercial y de apropiación indebida de datos relativos a clientes.

Suiza pidió a España la extradición de Falciani, donde había sido detenido tras una orden internacional de captura solicitada por las autoridades helvéticas. La Audiencia Nacional de España rechazó la extradición argumentando que Falciani no hizo más que revelar acciones ilegales del banco como actividades delictivas de defraudación tributaria, blanqueo de capitales e incluso de financiación de terrorismo.