En abril de 2011, cuando tan sólo faltaban tres meses para que Bankia saliese a Bolsa, un informe del Banco de España alertaba de la inviabilidad de la operación: "Descuentos por encima del 40% del valor teórico contable del banco cotizado cuestionan la propia solidez del proyecto".

Sin embargo, no con un 40%, sino con un descuento del 74%, la entidad debutaba en julio en el parqué español. El supervisor, parece, desoyó sus propias advertencias, afirmando que se trataba de “una buena operación”.

Con el traspaso de poderes, la nueva Bankia comprobó la cara B del legado de Rato. Hasta el momento han detectado hasta 47 operaciones irregulares que ya han remitido a la Fiscalia. "Realmente detectamos todos los problemas relevantes de la entidad", ha asegurado su presidente José Ignacio Goirigolzarri.

La mayoría son de carácter inmobiliario y procedentes de sociedades participadas. Los peritos han puesto el foco, por ejemplo, en contratos que  la entidad  firmó con Terra Mítica o el Valencia C.F.

A pesar de esto, desde el Gobierno prefieren hablar de su solvencia actual. "Yo quiero recordar que Bankia ha sido la tercera entidad española que mejor nota ha obtenido en los ejercicios de esfuerzo realizados por el BCE”, ha señalado la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Mismo argumento al que recurre Bruselas. La Comisión Europea asegura que Bankia está ahora bien capitalizada. Hay quien se ha salido de la versión oficial, como Miguel Gil Tertre, asesor del vicepresidente europeo que ha dicho en su cuenta de Twitter: " ¡Qué vergüenza el caso Bankia! Un caso que casi lleva al país a un rescate completo. ¡Qué difícil defender a mi país a veces!".  Un caso que acumula frentes jurídicos desde que llegó a la Audiencia Nacional en 2012.