El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha considerado este jueves que España puede tener "un problema grave" si en estos momentos se aplican por ley "fórmulas populistas" que "sólo van en contra de las empresas" y que "devalúan el diálogo social", en relación a las medidas que han plasmado PSOE y Sumar en su acuerdo de programa de Gobierno de coalición como la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Un asunto que ha tachado de "auténtico error".
Garamendi se ha pronunciado sobre este asunto en el XXII Congreso de Directivos de la Fundación CEDE en Granada, donde se ha referido a las medidas de PSOE y Sumar, que a su juicio "lo único que pueden hacer es entorpecer absolutamente el crecimiento" y "perjudicar de forma importantísima a las empresas".
Según ha incidido, hacerlo por ley "es puro intervencionismo" y va a afectar de una forma "brutal" a la hostelería o a los pequeños comercios, al tiempo que ha censurado que venga de gente que "no ha visto una empresa en su vida y que deberían de pagar alguna nómina, alguna vez, para saber qué es lo que significa esto".
Junto a ello, el presidente de la CEOE ha defendido que la negociación colectiva y el diálogo social han demostrado su eficacia en España, siendo un ejemplo para el resto de Europa, y ha lamentado que ahora se lo "quieran cargar", recordando que hace unos meses se ha firmado un acuerdo con los sindicatos por tres años. "¿Eso resulta que ya no vale?, o sea, que lo que estamos firmando tiene validez hasta que el regulador se le ocurre cambiarlo sin ningún criterio", ha afeado, advirtiendo de que esta manera de proceder "devalúa de una forma brutal ese diálogo social" y por tanto "no sólo estamos hablando de esas horas sino de temas más graves".
Tras incidir en que son las empresas privadas las que generan empleo, como evidencia que de los más de 200.000 puestos de trabajo creados entre julio y agosto, 190.000 son de la empresa privada, Garamendi ha defendido el papel clave de las empresas y del diálogo social en el crecimiento de la economía española en los últimos cuarenta años y ha censurado que ahora sean los "extremos los que mandan".
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