En los últimos seis meses el petróleo ha bajado un 40%, pero las gasolinas solo lo han hecho apenas un 8%. Es una brecha enorme, que perjudica a los consumidores. 

Mientras, las petroleras están aumentando los márgenes de beneficio un 5%. Ellos se defienden diciendo que ya no pueden bajar más los márgenes tras la crisis, aunque los expertos insisten en que falta competencia.

Las gasolineras independientes alcanzan precios de otros tiempos a base de estrujar sus márgenes y eso se está notando en las colas de clientes. "Preferimos bajar nuestro margen de beneficio para pescar más clientes", comenta un empleado de la gasolinera.

Las gasolinas de bandera cercanas no tienen más remedio que seguir su juego, lo que unido a la batalla interncional del crudo baja los precios, aunque no tanto como debería.

En el último medio año, el barril se compra casi un 40% más barato, algo que no se traslada al surtidor, donde gasolina y gasóleo han bajado mucho menos.

Cada euro que se rebaja el crudo, apenas supone un ahorro de 15 céntimos para el consumidor, un decalaje que hizo aumentar en octubre el margen de beneficio de las distribuidoras.

El combustible español es el que menos cae, ya que en las gasolineras extranjeras el precio ha bajado por encima del nueve por ciento y aquí apenas un tres. Para los economistas, "hay falta de competitividad", "todo es causa del oligopolio" y "los márgenes españoles son los más altos de Europa".

Los distribuidores, por su parte, no lo niegan y aseguran que "los márgenes no se pueden reducir más, porque cada vez hay más competencia". Insisten en que los precios serían muy diferentes si los carburantes no tuvieran tanta carga impositiva.