El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha asegurado que "España no dará la espalda a ningún país del euro" y participará en el tercer rescate de Grecia con unos 10.000 millones, cantidad que hubiese sido menor si el Gobierno heleno no hubiera aplicado "una agenda política errónea".
Y es que el titular de Economía ha advertido de que la experiencia griega ha demostrado que la falta de reformas y las medidas llevadas a cabo por Grecia, tras llegada al poder de la coalición de izquierda Syriza deterioró una economía que ya crecía.
Teniendo en cuenta las dos veces en las que España ya ha auxiliado a Grecia, la exposición al país heleno se situará en unos 37.000 millones, lo que "hace necesario" que se eleve a debate parlamentario la ayuda, ha explicado De Guindos en su comparecencia a petición propia en el Congreso.
El titular de Economía ha insistido en que el Gobierno español "siempre" ha sido favorable a conceder un tercer programa de rescate a Grecia y ha sido flexible en las negociaciones, aunque ha tenido "claro" que las reglas para formar parte del euro deben cumplirse.
El Ejecutivo también ha defendido la participación del Fondo Monetario Internacional en este tercer rescate por su experiencia, al mismo tiempo que ha insistido en que no se podía aceptar una quita nominal de la deuda griega.
Por eso ahora De Guindos confía en que con esta nueva ayuda al país heleno, Grecia pueda recuperar la senda de crecimiento, aunque ha insistido en que continúan "retos importantes" y riesgos de implementación de las reformas comprometidas por la situación política.
Aún así ha insistido en que es necesario que Grecia aplique las medidas acordadas para que su economía vuelva a crecer y ha afeado la política llevada a cabo por el Gobierno de la coalición de extrema izquierda Syriza desde su llegada al poder.
Y es que ha recordado que a mediados de 2014 la economía griega crecía, la previsión era que lo hiciera a un ritmo del 3 %, su deuda pública era sostenible y se llegó a hablar de una salida limpia del rescate, al igual que sucedió con Irlanda y Portugal.
Sin embargo, apenas 9 meses después se estima que el PIB griego caerá en torno al 4 % este año, la deuda pública se percibe como "insostenible", los bancos han estado más de 20 días cerrados y se mantiene el control de capitales.
Una muestra para todo el mundo de que "una agenda política errónea puede deteriorar una economía", incluso aunque ésta ya hubiese sufrido un deterioro del 25 %, lo que complicó las negociaciones e hizo que el rescate fuera mayor.