Lo que pretendía el gobierno de Cospedal, según los trabajadores de Geacam, era que renunciasen a cobrar su indemnización por despido, a cambio de una promesa: que en el futuro volverían a contratarles: "No existen despidos simulados y gratuitos, dice el tribunal que es un fraude".

Dicen que la junta castellanomanchega buscó fórmulas para disfrazar el ERE. Lo vendió como "simulación de despido" o "recolocación diferida": "Querían la firma de los sindicatos para legitimar una chapuza", según afirma José Sánchez, secretario regional de CCOO.

Y tampoco ha colado para el juez. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha lo ha tumbado. Considera que ha habido un fraude de ley escondido bajo los términos "simulación" o "recolocación diferida". Dice que son inadecuados, aunque para Cospedal empiezan a ser muy familiares para Cospedal.

Usó las mismas palabras, "simulación" y "diferido", en la enrevesada explicación que dio sobre el finiquito que el PP pagó a Luis Bárcenas. En palabras de la portavoz del PSOE, Cospedal "caricaturiza sus propias justificaciones".

Cospedal no se desdijo de sus declaraciones, y su gobierno ya ha anunciado que tampoco aceptará la sentencia que dice que estas palabras sirven para esconder un fraude.