"La convocatoria Ramón y Cajal tendría que salir cada doce meses. La última se retrasó y fueron 15. Hemos echado la solicitud hace unas semanas y hasta dentro de un año no se podrán incorporar las primeras personas que disfruten de esos contratos” cuenta Jara.
Según la Federación de Jóvenes Investigadores, las ayudas son insuficientes. Hasta Portugal, un país rescatado con menos de un cuarto de la población española, hace más contratos de investigación que España.
"Tenemos pocos recursos pero además no sabemos cuándo van a ser aplicados. Salen en una fecha, en otra, puedes estar siete meses esperando para saber si te van a dar el siguiente contrato o no” dice José Manuel Fernández, portavoz de FJI.
Muchos de estos investigadores han pasado la mitad de su vida laboral sin cotizar a la Seguridad Social. Ahora les proponen reconocer ese tiempo, pero “la Seguridad Social la teníamos que pagar nosotros, 3.000 euros en dos años de beca. Un insulto: tienes que ser tú quien afronte ese pago” afirma Jara.
Lo último es ver cómo las becas predoctorales se han sustituido por contratos en los que el investigador paga parte de su Seguridad Social. Más palos en las ruedas para mentes brillantes condenadas a un presente gris.