Cuando Marsans se fue a pique, sus acreedores no tenían nada que llevarse. Díaz Ferrán se había ocupado de poner a salvo todo su patrimonio, y lo hizo a través de este hombre.

Es Ángel de Cabo. Un especialista en liquidar empresas arruinadas, entre otras, también Nueva Rumasa. Y que ahora, desde la cárcel confiesa las artimañas para vaciar la empresa de viajes.

El trato era que además de asumir parte de las deudas pendientes, De Cabo le devolvía al expresidente de la CEOE 5,5 millones de euros. Que difuminaba en pagos mensuales de 100.000 euros, y a través de la cuenta del yerno de Díaz Ferrán. Sólo pudo pagarle la mitad, porque ambos acabaron en la cárcel.

En su declaración, el testaferro revela que Díaz Ferrán tiene dinero oculto en Hong Kong, y que en el pacto que cerró con él se blindó la propiedad de esta finca: el 'Castillo de Alamín'. Y vuelve a acusar al administrador concursal de llevarse 6 millones de euros.