Para ver por dónde iban los tiros, basta con mirar la mesa: cada oveja con su pareja. "Queda mucho por hacer y estamos fuera de tiempo, por lo que tenemos que concentrarnos en ese trabajo", afirma Merkel que, como Lagarde, nunca tiene suficiente: "No hemos llegado al final del camino".

Y al otro lado, un Tsipras que tras el frío saludo de Rajoy, que le pidió "compatibilizar la solidaridad con el cumplimiento de compromisos", se refugia en la comprensión de Hollande, quien aseguró que "se vislumbra una solución para todos, griegos y europeos".

La sensación generalizada es que parece cercano el acuerdo, y el Gobierno griego lo vende a su manera: "Por primera vez, la carga no la soportarán los pensionistas y los asalariados. La pelota está ahora en el campo de los líderes europeos".

Pero lo cierto es que el Gobierno griego vira en el tema de las pensiones. Tsipras prometió retiro a los 62 años y será a los 67. Se aumentarán las cotizaciones para hacerlas más sostenibles, se cumplirán las metas fiscales que implican superávit, se fijarán tres tramos de IVA para los difentes productos y habrá tasas nuevas para el lujo y la televisión.

Según Juncker, "el griego de a pie es tan inteligente como las élites europeas, para comprender que estamos ofreciendo 35.000 millones que alimentarán el crecimiento de Grecia en años venideros". Trata de dulcificar con la zanahoria del rescate el palo de unos recortes que ya están causando controversia en Grecia.