Dolores Sauci es una de las pacientes que resiste atrincherada en su habitación 305, ubicada en la tercera planta. Ha sido operada del corazón y le acaban de colocar un marcapasos. Por ello, no está dispuesta a abandonar la planta de cirugía cardíaca hasta que sea dada de alta.
Como ella, cerca de una veintena de pacientes de las plantas de neurología, cardiología y traumatología continúan resistiendo, encerrados en sus habitaciones. Dicen estar en defensa de la sanidad pública. Por eso, rechazan trasladarse a otra planta.
"Vinieron las supervisoras al yo decir que no me movía. Me dijeron que las puertas iban a estar cerradas, y que no me iban a dar de comer ni iba a ser atendido por los médicos", ha explicado al programa 'Al Rojo Vivo' Daniel Sierra, un paciente del hospital con fractura de fémur, tibia y peroné. Es el único que continúa en la décima planta del sanatorio.
Por su parte, trabajadores y sindicatos denuncian que el cierre de camas es una consecuencia directa de los recortes que llevan sufriendo desde hace años. Sólamente desde el año 2010 se han recortado 50 millones, según han indicado los sindicatos.
Creen que el objetivo es "cerrar unidades y echar personal", según ha explicado Jesús Pérez García, miembro de una asamblea del hospital universitario.
Sin embargo, desde la gerencia del hospital aseguran que únicamente se trata de un cierre estival para realizar una reforma ya planificada y que, tras la finalización de las obras, las plantas volverán a abrirse.
A su vez, prometen que los pacientes encerrados recibirán la asistencia necesaria y no serán obligados a salir ni a moverse de sus habitaciones si no lo desean. "Toda la atención, asistencia y las pruebas que requiera el paciente", ha asegurado Alfredo García, gerente del complejo hospitalario
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