La privatización de Bankia que reclaman todos está un peldaño más cerca, pero la elección de Goldman Sachs como diseñador del proceso ha levantado suspicacias. En concreto, por este párrafo: "La adjudicación de este contrato no supondrá que la/s empresa/s adjudicataria/s se encuentren en una situación de conflicto de interés por su eventual participación como banco colocador".

Para algunos expertos, esto significa que el banco de inversión podrá ser juez y parte. Rafael Pampillón, de la IE Business School, cree que "podría adaptar la operación a sus necesidades. Hay conflicto de intereses".

La operación le costará al Estado sólo un euro, la cantidad que cobrará Goldman Sachs. Pero, advierten otros, podría no ser su único beneficio. Carlos Moslares, de IQS, denuncia que "si ellos son los colocadores, de alguna forma, también pueden propiciar que el precio de la acción finalmente sea inferior al que se podría obtener en otras condiciones".

La especulación era, precisamente, según un extrabajador y autor de 'Por qué dejé Goldman Sachs', algo nada raro: "Tratamos de sacar beneficio de la desgracia de España. Cuanto más pánico creas, más negocio haces". Ahora diseñarán un proceso que podría culminar en dos o tres años.