Rodrigo Rato le dijo al juez que estaba convencido de que lo que se gastaba con la ‘tarjeta black’ era parte de su retribución y apoya su postura en el hecho de que ninguna auditoría detectó ninguna irregularidad. "Las auditorías, ni la externa ni la interna, me plantearon ningún problema sobre esta cuestión", afirmó ante el juez Andreu.
Sin embargo, El Mundo publica un documento que demuestra que Rato y su equipo escondieron esos gastos a los auditores. Recoge las retribuciones de los directivos con datos facilitados por la propia caja. La columna bajo el epígrafe otros conceptos, donde deberían recogerse el gasto de las tarjetas, aparece vacía. El documento lleva la firma del entonces presidente de Bankia.
"La versión que han dado tanto Rato como Blesa hace agua por todos lados, esto es una prueba más de que lo que dijeron era mentira", explica Andrés Herzog, abogado de UPyD.
Además, el magistrado tendrá que aclarar las numerosas contradicciones que escuchó en las declaraciones de la semana pasada. Rato, Blesa y Barcoj trataron de eludir su responsabilidad. El último dijo que las tarjetas eran responsabilidad de Blesa primero, y Rato después.
Rodrigo Rato afirmó que era una cosa del director financiero, es decir, de Sánchez Barcoj: "El director financiero me entrega dos tarjetas, una de gastos de representación y otra de gastos particulares que es a la que nos estamos refiriendo en estos momentos. Me la entrega el señor Sánchez Barcoj, el director financiero de Caja Madrid".
Blesa fue más allá y le echó la culpa a un muerto: "Supongo que la tarjeta me la daría el secretario general que había entonces en la Caja, era el que tenía relación con los consejeros. Era don Ángel Montero, que falleció".
Sí hubo una cosa en la que coincidieron, ninguno de ellos consideró que tuviera que declarar esos ingresos.