Inspectores de la Agecia Tributaria han estado buscando en el Campus Google de Madrid documentos que prueben fraude fiscal, y en la otra sede, la de la Torre Picasso.
El buscador lleva años en el punto de mira de Hacienda por, supuestamente, reducir artificialmente su negocio para no pagar todos los impuestos que debería.
Google España facturó casi 55 millones de euros en 2014, pero gran parte de ese dinero esquivó nuestra Hacienda y viajó hasta Google Irlanda, penúltima parada antes de desviarlo en Holanda y las Islas Bermudas, con baja fiscalidad.
Así, la multinacional sólo pagó en España dos millones y medio, el 3,7% de lo ingresado, gracias a una sofisticada ingeniería fiscal. El gigante norteamericano ya acordó con España, sin multa de por medio, pagar dos millones de euros en 2011.
También pactó en Reino Unido tras reconocer sus directivos que desviaban ingresos a Irlanda, pagaron 170 millones de euros por impuestos atrasados, cantidad muy reducida para algunos.
Donde no hubo margen para amnistías fue en Francia, que tras registrar sus sedes, ahora les reclaman 1.600 millones de euros. Google España ha asegurado en un comunicado que cumple con la legislación española.
Una misión casi imposible
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