Tras un año
al borde del precipicio, Abengoa se salva de la quiebra. De madrugada la empresa
ha cerrado un acuerdo para inyectar casi 1.500 millones de euros con bancos y
fondos de inversión, que garantizan de momento la supervivencia de la compañía
pero dejan en el aire la de los puestos de trabajo.
“Una parte de la empresa va a permanecer, es
una buena noticia que hay que coger con pinzas porque se reduce la actividad”,
explica María Ruescas, del Comité de Empresa.
A esa reducción de
actividad de agarra Abengoa para justificar los planes de empleo. Porque al
mismo tiempo que se anunciaba el rescate, se ponían encima de la mesa
los ajustes de plantilla.
El acuerdo cerrado para
salvarse de la quiebra supondrá también un vuelco inmediato en el accionariado
de la compañía. Controlada hasta ahora por la familia Benjumea, su
representación accionarial pasará ahora a un testimonial 5%. Que dejará en la
práctica el control de la empresa a los fondos de inversión y los bancos.
Hace justo un año
Abengoa pasó de ser un gigante español en energías renovables y en el Ibex, a
perder el 95% de su valor ahogada por las deudas. A los gestores se
les llegó a acusar de falsear las cuentas y a su ya expresidente, Felipe
Benjumea, a imputarle por administración desleal tras fijarse un finiquito de
11 millones de euros.