El banco central estadounidense confirmó las expectativas de los economistas y la tasa de interés oficial de la mayor economía del mundo pasa a situarse en una horquilla de entre el 3,75 y el 4%, el nivel más alto desde 2017.
La Reserva Federal adelantó además que "serán apropiados" más "aumentos continuos" y "una política monetaria que sea lo suficientemente restrictiva" para devolver la inflación a su objetivo del 2%. "Para determinar el ritmo de los aumentos futuros, el Comité tendrá en cuenta el endurecimiento acumulativo de la política monetaria" y en qué medida dicho endurecimiento "afecta a la actividad económica y la inflación", así como "a la evolución económica y financiera", apuntó la Fed en un comunicado.
Tras una reunión de dos días, los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed tomaron esta decisión, que será explicada más detalladamente por el presidente de la Reserva, Jerome Powell, en una rueda de prensa.
Powell ya adelantó en septiembre, cuando el regulador anunció otro aumento de tres cuartos de puntos porcentuales, que lo adecuado es seguir con "más aumentos de tipos de interés en el futuro", hasta que la inflación esté controlada y que "en algún momento, a medida que la postura de la política monetaria se endurezca aún más, será adecuado reducir el ritmo de los aumentos".
Según los últimos datos publicados hace dos semanas por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés), la tasa de inflación interanual bajo por tercera vez consecutiva en septiembre y se situó en el 8,2% en Estados Unidos, aunque los precios de consumo subieron cuatro décimas mensualmente.
Estos datos demuestran que, por el momento, la serie de subida de tipos que la Fed lleva implementando desde marzo todavía no está teniendo el deseado impacto en los precios.