La bajada de impuestos estará centrada en el IRPF, el impuesto que más recauda y el primer impuesto que subió el Partido Popular al llegar al Gobierno. Además, las rentas bajas y altas serán las más beneficiadas con esta reforma fiscal, ya que reducirá los tramos de IRPF de 7 a 5, el tipo mínimo bajara hasta el 20% en 2015 y hasta el 19% en 2016. El máximo se situará en el 45% y los que cobren menos de 12.000 euros no tributarán por IRPF.

Sin embargo, esta reforma no gusta a casi nadie. Los técnicos de Hacienda consideran que la clase media pagará la rebaja de las rentas altas y desde la oposición ya han confirmado que no apoyarán el proyecto. “Todos los españoles menos las grandes fortunas y los defraudadores pagarán más impuestos al final que al principio de la legislatura”, ha manifestado Inmaculada Rodríguez-Piñero, secretaria de empleo PSOE. Por su parte, Cayo Lara, coordinador federal de IU, ha asegurado que se trata de “una reforma de trileros”.

A pesar de que esta reforma entrará en vigor en año electoral, el Partido Popular rechaza esta conexión. Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso ha manifestado que “las elecciones están muy lejos pero hay que crear oportunidades y dar opciones a las familias”.

Tampoco gusta esta reforma en Europa porque creen que el Gobierno no ha hecho caso a las recomendaciones de subir el IVA. Tan sólo subirá en algunos productos sanitarios tras una sentencia europea del año pasado. En este aspecto, Araceli Ortiz, secretaria de la Asociación de Defensa de la Sanidad Pública ha señalado que “se está discriminando a la parte de la población que es más vulnerable”.

Desde que volvió al poder en 2011, el PP ha subido 40 impuestos con un coste de 30.000 millones de euros. Con esta reforma, el Gobierno calcula que ahorraremos cerca de 8.000 millones de euros en los dos próximos años.