Si se ha librado de su viejo contador y se ha pasado al nuevo, no cante victoria. Tener un terminal digital no garantiza una lectura horaria efectiva, por lo que las ventajas y el ahorro del nuevo sistema quedan en entredicho. "El sistema no está preparado para utilizar los nuevos contadores al completo", explica Andrés Breijo, gerente de Comercial Clivema.

Los nuevos contadores miden el consumo de los hogares hora a hora. Ese gran volumen de datos se envía por la red eléctrica hasta las centrales de transformación, donde esas cifras son procesadas para luego plasmarlas en la factura horaria. El problema es que la mayor parte del circuito español no está preparado para trasladar la información, de modo que al final todo sigue dependiendo de un operador que hará una lectura tradicional del contador, sin discriminación horaria, casi lo mismo de siempre.

Para colmo esa factura horaria dependerá de los caprichos de un mercado volátil. Si se hubiera implantado en diciembre, la factura habría engordado de media un 12% mientras en enero habría bajado un 11, aunque la alternativa, la tarifa plana anual, también tendrá trampa. "Lo del bono anual, al final quien se quiere cubrir el riesgo no es el consumidor, son las empresas eléctricas, por lo tanto son ellas las que siempre tienen el riesgo cubierto", afirma Laia Ortiz, portavoz de Energía de la Izquierda Plural. 

El mismo Gobierno reconoce que adherirse a la tarifa anual al final terminará saliéndole más caro a los consumidores.